Aventura con 2enRuta: La cueva de los Franceses
La selva son bosques densos con gran diversidad biológica que te envuelve, y cuando te atrapa, siempre querrás regresar. Esta vez queríamos ir a una selva distinta y hacer algo totalmente diferente, por eso nos contactamos con nuestros amigos Rodrigo Del Castillo Haas, Seihat Ojeda, de Vertical Journey, y con Edwin Amasifuén Pérez, de Tesoros del Gran Pajatén.
Nuestros amigos dirigen dos agencias de turismo que están vinculadas directamente con la conservación de la naturaleza. Su firme intención es desarrollar el turismo como herramienta de incentivo para la preservación del medio ambiente y la valoración de las culturas locales, generarando lazos fuertes y duraderos entre los visitantes y anfitriones a través de experiencias inolvidables en entornos naturales y orientando la cooperación recíproca de las zonas visitadas. Ellos nos propusieron entrar al Parque Nacional del Río Abiseo, ubicado en la región San Martín, una de las 24 regiones del Perú, que forma parte de la cordillera oriental, por lo que presenta un paisaje predominantemente montañoso. En esta zona las rocas precámbricas resultan ser remanentes de antiguas cordilleras, en los tiempos en que el continente americano se encontraba unido con África, Oceanía, India y la Antártida. Señalan algunos científicos que en esta área se encontraría parte del refugio del pleistoceno del Huallaga.
El Parque Nacional del Río Abiseo fue creado el 11 de agosto de 1983, localizándose exactamente en el distrito de Huicungo, provincia de Mariscal Cáceres, con una superficie de 274.520 Has. y una altitud que va desde los 350 a los 4.349 msnm.
Tarapoto, lugar donde empezaría nuestra aventura
Viajamos a Tarapoto, lugar donde empezaría nuestra aventura. Ahí buscamos un colectivo que nos llevó hacia la ciudad de Juanjuí, puerta de ingreso al parque nacional del Rio Abiseo. Nuestros amigos nos esperaban en un bote que nos transportó por varias horas a través de los ríos Huallaga, Huayabamba y Abiseo, a través de hermosos paisajes y vegetación exótica. Cada vez más advertimos cómo se iba estrechando el río cada vez más mientras que la selva se hacía más misteriosa. Llegamos a nuestro albergue, donde nos esperaban un delicioso almuerzo y unas hamacas para descansar del largo viaje que habíamos hecho y para recuperar fuerzas, ya que en la tarde teníamos una caminata sorpresa.
Llegó la tarde. Nuestros amigos nos dieron la opción de realizar una caminata corta o visitar la quebrada Churo, que es una quebrada subterránea que atraviesa cuevas, a diferentes niveles y que tendríamos la oportunidad de explorar a nado, iluminando solo con nuestras linternas; obviamente, nosotros decidimos la segunda opción: para eso habíamos viajado tanto.
Explorar y seguir explorando
Iniciamos una caminata de aproximadamente dos horas desde el albergue hasta la entrada de la cueva. Durante el recorrido pudimos apreciar la existencia de mariposas de diversos colores, loros, guacamayos, armadillos y aves, como los huacharos, los cuales forman una gran colonia. Atravesamos por bosques primarios con árboles a lo largo de toda la quebrada a modo de caverna forestal, en donde abundan lianas, epifitas, bromelias, orquídeas, frutos silvestres y una gran variedad de helechos. A nuestro paso por el bosque también se podía apreciar cedros, tornillo, la caoba, el ishpingo, la catahua, y plantas medicinales como el bálsamo de Copaiba, la Sangre de Grado, el Ajo Sacha y frutas nativas.
No sabíamos muy bien a dónde nos dirigíamos, pero nuestro afán de explorar el lugar hacía que el destino en donde ya estábamos era lo que buscábamos.
Ya exhaustos, llegamos. Estábamos muy cansados, pero sabíamos que lo mejor estaba por comenzar. Rodrigo nos mostró la entrada de una misteriosa cueva y nos presentó graciosamente la cueva de los franceses. Nos reunió entonces para darnos las instrucciones de seguridad para que nuestra aventura fuese segura y divertida.
Cueva de los franceses
Estábamos a una altura de 553 msnm, listos para explorar las entrañas de la tierra. En el interior de la cueva se puede observar la presencia de elementos minerales como el cuarzo y la formación de estalactitas y estalagmitas, además se acumulan allí líquidos filtrados que a su paso forman pequeñas pozas. La cueva tiene las siguientes dimensiones: de 2.5 metros a 10 metros de altura; 2 metros de ancho y 100 metros de profundidad. Está conformada por ambientes totalmente oscuros, con pisos de características rocosas. El clima es frío, por la ausencia de los rayos del sol. Es refugio de especies de aves como los guácharos y de murciélagos. El nombre de la mencionada cueva es conocida por los habitantes de la región. Fue explorada en agosto de 1982 por el CBIS durante la expedición Pérou 82, en la que dos ciudadanos franceses que ingresaron hasta el fondo de la cueva, creyendo que al interior había oro, en su afán de buscar riqueza a uno de ellos lo sorprendió la muerte. De allí el nombre de “Cueva de los Franceses”.
Sumilla: “Esta fue una experiencia inolvidable en un lugar único al cual no dudaré en volver.”
Para ver y leer el articulo completo entra a este enlace: Revista Perú Deportes Ed. 75
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